BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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sábado, 18 de junio de 2011

TRANSICIÓN 3.0




La crisis ha puesto patas arriba muchas cosas. Hace tan solo un lustro nos creíamos en el mejor de los mundos, acariciábamos el dorado reflejo del sueño americano expandido por la globalización. San Mercado lo regía todo. Hasta que todo hizo crack. Era un espejismo. En ese río revuelto, provocado por los excesos de un hipercapitalismo especulativo financiero, irrumpió un reflejo regulador que afectó transitoriamente incluso a los líderes más conservadores, pero fue otro espejismo. San Mercado contraatacó e impuso su dictamen: el desmontaje del estado de bienestar, sobre todo allí donde estaba más arraigado. Por eso empezó en Europa el juego de acreedores y bancos (reciben el dinero del BCE al 1,5 % y lo reclaman como mínimo a cinco veces más a los endeudados). Así cayeron Grecia, Irlanda, Portugal y…. En ese galimatías financiero de los Hermanos Marx esos países hipotecan su desarrollo vampirizados por los sabuesos financieros…

Pero los Juan Nadies empezaban a hartarse de tanta injusticia, de que los platos rotos los paguen quienes menos tienen, quienes, además, estuvieron al margen de los tejemanejes del Monopoly. ¡Los paganos eran las víctimas del desaguisado! Así la ola de indignación que había comenzado en el sur del Mediterráneo por motivos más sangrantes, cruzó el estrecho y se plantó en la Puerta del Sol por San Isidro. Los indignados sembraron muchos interrogantes, se empezaron a cuestionar no pocos paradigmas en las plazas enlonadas de España: ¿Nos merecemos a los políticos que tenemos? ¿Es equitativo y adecuado, nuestro sistema electoral? ¿Los medios de comunicación sirven a los poderosos? El interrogante, la savia de la democracia, tanto tiempo adormecida, volvía a revivir. La derecha se puso nerviosa, sus medios atacaron y manipularon. La izquierda socialdemócrata estaba KO tras ser castigada el 28-M por administrar la medicina Merkel en contra del programa con el que llegó al Gobierno.

Pero empezaban a alzarse voces contra la gran mentira de San Mercado administrada por el PPOE, por mucho que fingieran combates pugilísticos en el ruedo mediático y parlamentario. Ahora desde las plazas empezaban a retumbar las preguntas de fondo. ¿Por qué todo lo rige el mercado? ¿Por qué tenemos que renunciar al estado de bienestar que tanto nos costó conquistar?¿Por qué no hay listas abiertas? No eran meros eslóganes impactantes, al estilo del 68, transmitían un hartazgo generalizado avalado por datos y hechos. La generación más preparada de la Historia hispana se revolvía contra la mediocracia imperante, en política sobre todo. Cualquier “perro flauta” tenía más estudios que el saliente presidente de Aragón o su heredera.... Y allí estaban, sin futuro, con la certeza de que vivirían peor que sus padres, pero defendiendo su dignidad, su derecho a decir ¡basta! Tenían un arma poderosa: los datos, la capacidad para analizarlos e Internet. El movimiento gana adeptos entre la ciudadanía… La derecha también reacciona; tras demonizar a los “alborotadores”, sus líderes más vinculados a la corrupción ahora piden listas abiertas; ¿maniobra de distracción, cortina de humo?

Los medios siguen quedándose en la espuma del asunto. Que si se levanta el campamento de Sol o no, que si los Mossos reprimen con violencia, que si unos violentos (¿eran infiltrados de la policía catalana?) desvirtúan la concentración ante el Parlament… Pero lo realmente interesante es que ha empezado a movilizarse la aletargada ciudadanía, en asambleas de  barrio, en colectivos que se resisten a seguir la inercia, las versiones oficiales o publicadas… Surge en Madrid, por ejemplo, el grupo  PeriodismoRealYa para reclamar un ejercicio de la profesión independiente, no sumiso ni paniaguado. Se empiezan a cuestionar los pilares de un establishment alumbrado en la Santa Transición que estaba pervirtiendo, esclerotizando y desnaturalizando el impulso democrático inicial.

Hace un año me presentaba en estas páginas con un artículo titulado "Crisis u oportunidad". Precisamente con esta megacrisis tenemos la oportunidad de replantearnos algunos aspectos de ese orden nacido de la Constitución de 1978, que no es un dogma sino un constructo que la ciudanía consensuó para regir la democracia; y por ello tiene que evolucionar, adaptarse a los tiempos. Al amparo de ese nuevo orden democrático ha ido creciendo una clase senatorial que, en ocasiones, utiliza la política más para asentar privilegios que para servir a los ciudadanos. Las respuestas están de nuevo en las preguntas: ¿por qué algunos cargos de diputaciones provinciales ganan más que el Presidente del Gobierno? ¿Por qué pagamos a “Agentes de Desarrollo Rural” que son meros controladores de los partidos? ¿Qué plus aportan las diputaciones provinciales, las comarcas? ¿Por qué no se implementa un plan que racionalice las necesidades específicas de los funcionarios, exigiendo además cuenta de resultados? ¿Por qué en las administraciones reina la endogamia por encima de la excelencia, y de manera sangrante en la universidad? ¿Por qué la formación de los políticos está por debajo de la media? ¿Por qué nuestros jóvenes más preparados tienen que emigrar mientras mantenemos tanto zángano? ¿Por qué mantenemos a partidos regionales cuyo único fin es crear redes de intereses endogámicos? ¿Por qué los sindicatos evolucionan hacia una burocracia subvencionada? ¿Por qué buena parte de nuestra derecha no ha roto con el franquismo sociológico? ¿Por qué se facilita más el despido que la formación? ¿Por qué la Iglesia mantiene sus privilegios? ¿Por qué tenemos las viviendas más caras de Europa? ¿Por qué se alimenta a los medios de comunicación con dinero público a cambio de no agresión? ¿Por qué los verdugos franquistas murieron en sus camas y sus víctimas yacen en las cunetas? ¿Por qué se permite que algunos poderes públicos alienten medios ultraderechistas e intoxicadores? ¿Para qué la monarquía? ¿Por qué se baja el sueldo a los funcionarios y no se mete en cintura a los bancos y a las rentas más privilegiadas? ¿Por qué el Mercado está por encima de los gobiernos? ¿Por qué no se apuesta por la ciencia, la tecnología, la innovación como motor de desarrollo? ¿Por qué seguimos deteriorando el medio ambiente? ¿Por qué no asumimos que no podemos seguir con este modelo depredador e hiperconsumista? ¿Por qué las diferencias entre ricos y pobres son más acuciantes?

A estas preguntas la derecha liberal ya ha encontrado respuesta: dejemos actuar a San Mercado, que nos librará de todos los males. Amen. Y esa es la alternativa (más bien oculta) que nos deparará Mariano Rajoy, desmontando sigilosamente las ruinas del Estado de Bienestar. El embrollo es casi irresoluble, porque la socialdemocracia tampoco puede saltarse a la torera las reglas de Monopoly con las que ha compadreado durante años y ahí está la Cancerbera Merkel para impedirlo. Así que solo nos queda una izquierda real: la de los ciudadanos preguntones -<<La pregunta es la piedad del pensamiento>> según Heidegger-. España requiere esos interrogantes activos, necesita una Transición 3.0 para entrar políticamente de lleno en el siglo XXI. La “Segunda Transición” la ensayó Aznar en su postrer mandato absolutista y “de esos polvos…”. A la tercera va la vencida, y algunas soluciones se pueden ir alumbrando a medio plazo canalizando esas preguntas con rigor y responsabilidad. Esas cuestiones debieran ser tenidas en cuenta también por la clase política representativa si quiere estar en sintonía con la ciudadanía más despierta. Los realistas del Perogrullo argumentarán que los cambios se hacen ganando las elecciones y que las últimas se han decantado por el PP. Nada que objetar, tampoco se cuestiona a los legítimos representantes electos (salvo a los imputados y corruptos), pero algo se está moviendo y marcará el futuro de una izquierda necesaria que ya no se contenta con la alternancia. Se ha empezado a cuestionar el marco, se ha puesto en marcha la Transición 3.0.

                                                                         

                                  Jaime Miñana.  Filósofo  @jaimeminana





http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/transicion-3-0_680832.html


   

                                                 

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