BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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lunes, 24 de febrero de 2014

OPERACIÓN PALACE DESVELA, MÁS ALLÁ DEL ARTIFICIO, EL STORYTELLING DEL RÉGIMEN DE LA TRANSICIÓN



Se debate en los medios sobre el fake del 23-F de Jordi Évole. Unos se indignan porque fueron engañados, otros dicen que tenía un mal guion, muchos lo alaban, otros, más institucionales, alertan de que no se puede jugar con estas cosas (¿sagradas?). Nadie cuestiona, ni siquiera los que se lo tragaron y llegaron incluso a tuitearlo, que ese falso documental es una ficción. 

Yo, como no creo en eso que llaman realidad, y mucho menos en la realidad política -siempre moldeada a gusto del Poder-, creo que Operación Palace es un storytelling bastante realista: si non é vero é ben trovato. ¿Qué más da si el golpe lo guionizaron en primera instancia los principales políticos de entonces y lo filmó el inefable Garci? Lo relevante es que sobre esos hechos, no alcanzaremos a saber hasta qué punto manipulados hasta que no se desclasifiquen los documentos, se construyó un relato oportunista: la heroización del Rey Juan Carlos I. Así, un príncipe incubado en las ¡ ensangrentadas cavernas del franquismo emergió como el el Salvador de la democracia amenazada. El nuevo régimen ya tenía su Hércules y su épica al tiempo que, de esta manera, quedaban velados sus orígenes dictatoriales. No era la primera vez que la Monarquía Hispánica lo hacía: el Emperador Carlos V también vinculó sus orígenes a los de Hércules y nos legó las célebres columnas hercúleas en nuestro emblema nacional. Mucho antes, Virgilio vinculó los orígenes del flamante imperio de Augusto a los tiempos heroicos helenos en la Eneida: los romanos descendían de Eneas, un héroe de Troya...

Este nuevo storytelling de Juan Carlos el Redentor fue tácitamente asumido por los medios de comunicación, los principales partidos, la enseñanza reglada y buena parte de la ciudadanía. Los que señalaban esa falacia eran entonces considerados antipatriotas y, lo que es peor, aguafiestas. Solo la megacrisis actual  ha empezado a hacer añicos ese relato oficial, aunque el establishment de la Transición se empecine en mantenerlo en pie como un espantajo que se cae a trozos... ¿Realidad o ficción? No nos engañó Évole, que en todo momento declaró que su fake era eso, falso. Nos engañaron desde 1981 con esa otra película llamada Monarquía parlamentaria, un oportuno invento para mantener a las oligarquías de siempre y los nuevos arribistas de la política.

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